A la mierda el propósito
Estoy cansada de la moda que últimamente está inundando nuestras vidas “virtuales” sobre la búsqueda de tu propósito, misión, visión, porqué y demás maneras de denominar…
“¿Qué coño quieres hacer con tu vida?”
Y no es que no lo considere importante. Todo lo contrario. Creo que todos deberíamos tender desde pequeños hacia esa búsqueda. A encontrar aquello que nos gusta y con lo que nos sintamos plenas. Creo que las cosas nos irían mejor. Así seguro que evitaríamos situaciones como esta, en la que casi con cuarenta y todavía no sé “dónde poner el huevo.”
Insisto, me parece bien despertar conciencias y desconectar del piloto automático que esta sociedad nos impone con nuestro permiso. Pero, ¿qué pasa con la gente que, como yo, llevamos casi 40 años sin saberlo? ¿Por qué ahora es importantísimo que lo deba de tener todo claro?
Lo peor de todo es que parece que si todavía no lo sabes, poco más que vas a ser una desgraciada y tu vida irremediablemente estará destinada a ser malgastada en lugares equivocados. Que no digo que no, pero tampoco que sí. Quizá digo un tal vez o tengo mis pequeñas dudas.
¿Eres tú quién llevas a tu vida o es ella quién te lleva a ti?
Me parece bien despertar conciencias. Plantearte si realmente estás haciendo lo que quieres. ¿Eres tú quién llevas a tu vida o es ella quién te lleva a ti?
Para mí esto es fundamental. Más que encontrar el propósito. Que también.
A pesar de no haber tenido claro nunca mi porqué, camino, ruta, sendera o vereda de vida, siempre me he estado cuestionando quién llevaba a quién. ¿Yo a la vida o ella a mí? De esta manera me aseguro que, por lo menos, no voy por dónde no quiero.
Porque, puedo no tener claro qué quiero, pero sí tener “claro y meridiano” (como dice el grupo de música “expertos sol y nieve”) qué es lo que NO quiero. Y oye, para gente como yo, ya es un gran paso. Me parece importantísimo tener claridad, identificar qué es lo que no nos gusta. Ser conscientes de que no estamos en piloto automático.
Por eso, para mí, estas dos claves son fundamentales:
Saber quién lleva las riendas de tu vida, si ella o tú
Saber identificar qué es lo que no te gusta.
Reclamo una búsqueda del propósito desde la pausa y el autoconocimiento. No desde el agobio y la presión.
Lo reivindico. Con conocimiento de causa.
He sido una víctima participante activa porque me he dejado llevar por el… “¡descubre tu propósito!”. Sí, me dejé llevar hasta tal punto de agobiarme. De pensar…¿cómo no puedes tener claras las cosas todavía? ¿Pero cómo has estado tan despistada todos estos años?
Y por empeño que no quede.
Me compré más de un curso y de dos, con la temática en común de “descubre cuál es tu propósito” con la intención de ver la luz o encontrar la inspiración. Pero nada. Y no digo que los cursos no estuvieran bien, algunos los hice y otros a mitad se quedaron. ¿Por qué? Porque quizá no era mi momento. Quizá debía de organizar algo por aquí dentro antes de aclararme. Pero eso lo veo ahora, no antes. Porque por más que yo me hiciera las preguntas adecuadas no servían para nada, porque todavía no tocaba. Pero claro, eso, insisto, lo veo ahora. No antes. Antes veía agobio, autoexigencia y culpa por no saber.
Lo tienes dentro
Aquí entre nosotros, lo que más me frustraba de estos cursos o profesionales es la frase que se repite hasta la saciedad de… “seguro que ya sabes cuál es tu propósito. Lo tienes dentro” Perdona, pues no. Quizá lo tenga dentro o delante de mí, pero chico soy incapaz de verlo. Quizá sea tan fácil como tú dices, pero es que sigo sin verlo. Quizá puede que yo sea un poco dura de mente o de visión o este un poco sorda y ni lo veo ni lo siento ni lo escucho. No hay rastro.
Reivindico poder disfrutar de una vida sin propósito
Por todo esto reivindico el poder mandar a la mierda, y perdón o no por la expresión, al propósito. Reivindico el ir por la vida sin un porqué claro, ojo que no sin objetivo. Me explico, puede que ahora mismo mi objetivo sea escribir este blog porque me ayuda a ser consciente de todo lo que estoy aprendiendo y los cambios que estoy haciendo y necesito hacer. Por mí, no por nadie. Porque así lo siento y quiero. Pero sigo sin tener un propósito claro. ¿Qué me encantaría tenerlo? Claro. Por supuesto.
Pero no es mi caso, por eso reivindico la búsqueda de tú sentido de la vida a pequeños sorbos. Descubriendo todas aquellas cosas que te gustan, a tu ritmo. Sin presiones. Disfrutando hasta cierto punto del…”solo sé que no sé nada.”
No lo sé y está bien. Está bien vivir sin las cosas claras, sin saber todavía tu porqué, pero sí qué caminos no quieres atravesar.
Reivindico el hecho de poder vivir sin propósito, aunque sea una putada. Putada o faena porque creo que tener las cosa claras ayuda mucho, pero está bien vivir despejando dudas. Eso lo pienso ahora y no cuando era una pura duda. Ahora soy yo. Luego ellas. Las dudas.
El caso es que estoy aquí, conociéndome, reconectando y escuchándome. Poco a poco, sin ansia ni agobio. Sin enfadarme conmigo misma porque no sé, ni me imagino cuál es mi propósito.
Todavía no
No. Todavía no lo he encontrado. Estoy en ello. Pero ahora no me enfado conmigo misma. No lo busco con ansia ni con agobio.
Sé que voy por buen camino.
Este blog es un paso hacia delante en el camino “de baldosas amarillas”. Todavía no sé a dónde va, pero estoy en ello. Andando y avanzando. Saliendo del estancamiento en el que estaba. Siendo consciente de por dónde voy y hacia dónde no quiero ir.
Avanzando y con acción.
¡Lo que cuesta a veces la acción!
Y mientras, sigo conectando y conociéndome. Que no es poco.
Sin pausa, pero sin agobio.
Con una melodía lenta de cantautor o una suave bachata. Depende del día.
Momentos musicales
En directo. La música siempre en directo. Luces a negro. Nervios. Primeros acordes. Gritos y coros del público capaces de sacarte la mejor de la emociones.
Ni melodía lenta ni bachata ni «baldosas amarillas». Los «Vetustos» con su fuerza. Con su «Media vida en cada intento y la otra media en pinzas de metal.»
Como consejo te recomiendo subir un poco el volumen en el minuto 2:56 para dejar que el ritmo te vaya envolviendo. Dale al máximo ya en el 3:24 y permítete que la emoción te salga por los poros.
No es un orgasmo pero se le parece.