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Cómo tu punto de vista puede mejorar o empeorar el balance del año

El principio del comienzo

 

Siempre me ha gustado esta frase del disco de Antonio Orozco. Me inspira acción.

Acabo de buscar de qué fecha es ese álbum y … ¡del 2004!

Madre mía. Casi nada.

Como te iba diciendo, esta frase me encanta porque significa un cambio, un inicio, pero con acción. Bueno, esa es la interpretación que yo le doy. Ya sabes, en cuanto a interpretaciones… todo es válido.

Te comento todo esto porque he estado haciendo balance de este año. Es la primera vez que hago algo así y la sensación que me ha dejado es que es…

¡El principio del comienzo!

Es el principio del cambio que quiero hacer. El comienzo del proceso que estoy buscando para mí.

De reflexiones en Navidad… ¡Bendita experiencia!

 

Llega la Navidad, con ella el año nuevo y con él las ansias de hacer balance y marcarte nuevos objetivos.

Desde muy pequeña para mí, la sensación de comenzar un nuevo año corresponde más a septiembre. Debe ser por influencia del colegio, pero es en ese mes cuando verdaderamente siento que una nueva etapa comienza y precisamente no es mi mes preferido.

Pero como todo esto va de cambios, no he querido dejar pasar la oportunidad de ponerme objetivos para este año. Es la primera vez que lo voy a hacer y estoy emocionada. Cada vez tengo más claro que si no sabes hacia dónde te quieres dirigir es imposible llegar ahí.

Mi amigo Séneca explica mucho mejor todo esto de los objetivos y enfocar las acciones.

“Ningún viento es favorable para quién no sabe dónde va.”

Así que, después de sufrir la maravillosa infoxicación que te brinda Internet buscando el mejor método para analizar el año que se va y planificar el que comienza, he dado con un método que me ha servido. O eso creo yo.

Lo creo porque después de hacerlo estaba muy contenta conmigo misma.

Y eso es muy importante. Ya sabes que yo y yo misma estamos intentando querernos más que a nadie en este mundo. Y estos casos de sentirse orgullosa del trabajo que has realizado ayudan mucho.

 

 ¡Qué me gusta una ceremonia!

 

Todo estaba ya decidido. Iba a hacer balance del año, lo de planificar mis objetivos del 2021 vendría luego. Quería hacerlo de una manera especial. Es decir, darle un poco de ceremonia y todo eso así que…

Estrené una libreta que había comprado hace mucho tiempo. Me encantó y me encanta. Una libreta gris con una luna plateada. Nada cursi. Muy bonita.

Llevaba comprada más de un año y todavía no la había utilizado. No encontraba un motivo para estrenarla. Ahora ya sí, tiene su misión y me acompañará en todo este nuevo año.

Total, que mi libreta y yo nos fuimos a mi “cafetería preferida”.

Siempre me ha gustado leer eso en los posts de Instagram. Pero el caso es que me fui a la cafetería de al lado de mi casa que de glamour y de sillas cómodas tiene lo mismo que yo de ordenada. Pero oye, tan contenta que estaba yo allí, con mi nueva libreta, mi café, el frío que entraba por la ventana y un 2020 dispuesto a ser desglosado.

 

Cómo se hace eso de sentirse orgullosa de una misma

 

He descubierto que la clave para hacer un balance correcto está en el punto de vista que utilices.

¿Solo eso?

Sí.

La gran mayoría de personas hacen el balance fijándose en lo que no han conseguido. Es decir, si se proponen cinco objetivos y solo han conseguido tres, se centran en que no han cumplido esas dos metas.

Te lo explico de forma más sencilla. Hace tres meses surgió la idea del blog e ir contando todo esto de poner orden en mi caos. Yo me propuse, entre otras cosas, escribir cómo mínimo cinco artículos antes de que terminara el año. Llegamos a finales casi de diciembre y solo llevo tres…¡horror!

Antes, me hubiera estado fustigando y repitiéndome que no tengo fuerza de voluntad que no cumplo nada de lo que me propongo y que a desastre no me gana nadie. Pero ahora no. Bueno, ahora no tanto.

¿Qué ha pasado?

¿Por fin he conseguido entenderme y ahora todo es paz y tranquilidad?

Pues ya me gustaría, pero no.

Solo que he cambiado el foco.

Algo tan sencillo y a la vez tan complicado.

Ahora me centro en lo que sí he conseguido y me olvido de lo que no he logrado.

Con este enfoque la cosa cambia. Y mucho.

 

¡Solo logros, gracias!

 

Ahí está el truco del almendruco (*dícese de la leche que se sacaba de las almendras poco maduras en cuaresma para sustituirla por la leche de cabra o de oveja que durante ese periodo no se podía comer)

*Momentos culturales patrocinados por mi poca concentración que se entretiene en buscar la procedencia de esta expresión. Oye el saber no ocupa espacio, pero sí consume tiempo así que…bienvenido sea.

Como te iba diciendo.

Logros no fracasos.

Solo eso. No quiero nada más.

Siguiendo con mi ejemplo, en vez de fijarme que me han faltado dos artículos, me he centrado y sentido muy orgullosa (aquí está la clave) en que he diseñado una web, he escrito su texto, he hecho hasta un logo mejor o peor, pero está hecho, he abierto un canal de Instagram… y ¡he escrito tres artículos!

Joder de no tener ni idea de cómo “enjaretar todo esto” no está mal. De no poder dar ni un paso porque estaba inmovilizada me parece un gran comienzo. De hecho, me parece…

¡El principio del comienzo!

Que no digo que mi futuro vaya a ir por aquí. No digo ni que sí ni que no.

Pero lo que me importa es que he dado un paso y salí de las arenas movedizas en las que me había caído y como no tengo abuela pues me repito yo sola eso de… ¡qué campeona estás hecha coño!

Así que después de analizar mi 2020 con ese punto de vista salí de la cafetería como dice Salta, la canción de Tequila, “con la sonrisa puesta”.

Con una gran sensación de satisfacción, motivada, contenta… y lo que es más importante…¡Con ganas de seguir alcanzando más objetivos!

Todo esto no va de regalarme el oído o puede que sí no sé.

Pero a la gente que, como yo, les cuesta sentir lo que una vale pues nos viene bien recordarnos que sí conseguimos metas.

 

¡El enfoque incorrecto!

 

Por si no te he convencido (que no lo tengo que hacer) te explicaré qué genera el otro enfoque.

Para mí el incorrecto.

Hoy estoy egocéntrica de más y sigo con mi ejemplo.

¿Qué hubiera pasado si me llego a centrar en que me faltan dos artículos y no he cumplido con mis objetivos?

Pues que me sentiría como una mierda. Perdón o no por la expresión.

Estaría alimentando a la “cabr*n*” con toda clase de argumentos. Al final le tendría que dar la razón en cuanto a eso de que no me organizo y nunca cumplo lo que me propongo.

Que es mentira y ella lo sabes. Pero le gusta chincharme con cosas así. Lo que ella no sabe es que mi mejor versión y yo nos estamos poniendo de acuerdo para escucharla cada vez menos. A la cabr*n* digo.

Pues eso, que estaría desmotiva, en un gran estado de “choff”, tristona y con pocas ganas de seguir con todo esto. Vamos lo que se dice desmotivada.

 

¡Una misma realidad dos enfoques!

 

Sí, ante una misma realidad tengo los dos enfoques.

Esto lo había leído en varios sitios, pero nunca lo había experimentado tan directamente.

Bueno ni directamente y ni de perfil. Que no había puesto en práctica eso de los dos enfoques.

Si me fijo en lo que he conseguido me siento motivada, contenta, con energía y feliz. Y lo que es más importante para mí. Con ganas de seguir hacia delante. Vamos como dice Alejandro Sanz en Mi Marciana “nos vamos pa’lante y llegamos hasta el final.”

Pues eso, con ganas de llevarme a mí misma hasta el final.

Si me centro en lo que me ha faltado soy la peor del lugar. No habrá comida, dulce o salada que sea capaz de calmar esa sensación que me generará pensar que no he conseguido lo que me he propuesto. Nuevamente me he fallado. Y el fallo alimenta no solo mi desmotivación sino también a la cabr*n*.

¿Tú eliges? No yo.

 

Y, ¿cómo se hace eso de sentirse bien con una misma al terminar el año?

 

Pues esta idea me la comentó María José Soto. Consiste hacer un balance del año separado por áreas.

Pero solo desde lo conseguido.

Olvídate de lo que se ha quedado en el camino que no pararemos a recogerlo.

Las áreas en las que yo he dividido mis objetivos son:

  1. Salud
  2. Finanzas
  3. Ocio y Estilo de vida
  4. Trabajo
  5. Desarrollo Personal
  6. Familia y Relaciones Sociales
  7. Pareja

La idea es ir haciéndote diversas preguntas en cada una de ella. Sí, las preguntitas y yo otra vez. Pero es que son muy efectivas cuando una quiere reflexionar.

Preguntas como: ¿Qué has hecho este año para mejora físicamente?, ¿qué cosas te han hecho sentirte con más energía?, ¿cómo has mejorado tus finanzas este año?, ¿qué has hecho por primera vez?, ¿qué cosas te han llenado de felicidad?, ¿cuál ha sido tu mayor logro profesional este año? ¿qué nuevos hábitos has conseguido incorporar?, ¿cuáles han sido tus mejores momentos a nivel de familia y pareja?

Si lo enfocas así, no habrá vocecilla “quejicosa”, por muy ronca y grave que sea, que pueda quejarse o decir nada. Se rendirá a lo evidente…

¡Eres una máquina! y cómo decía aquel famoso meme de Julio Iglesias…¡Y lo sabes!.

Me encanta Julio Iglesias. Pero bueno eso es otra historia.

 

Aún hay más

 

Como todavía me quedaba café y mis pies no estaban lo suficientemente fríos como para no sentirlos, decidí ampliar este análisis con otros apartados:

  • Reflexión en general del año. Qué sensaciones te has llevado.
  • Los mejores recuerdos de este 2020.
  • Mis tres mayores logros.
  • Qué cosas quieres soltar. (Muy bueno este)
  • Resumen del año en tres palabras y en una frase.

¿Adivinas cuál fue mi frase?

Sí, jejeje

El principio del comienzo.

Estos últimos puntos te ayudan a reflexionar sobre tu año desde distintos puntos de vista. Y para mí eso es lo bueno. Que complementa al primer ejercicio.

 

Y esto es todo amigos

 

Solo por la sensación que te generan estos ejercicios y la sonrisilla de medio lado que te proporciona (sí, soy mu fan de las cosas que me provocan una de estas sonrisillas) deberías de H A C E R L O.

No tienes que hacer tanta ceremonia como yo, aunque te lo aconsejo. Cómprate una libreta que te guste e invítate a tomar un té/café.

Si te animas a hacerlo cuéntame qué tal te ha ido.

Que quizá todo esto no genera buen rollo y lo que yo sentí solo fue obra de mi imaginación y del café.

¿Quién sabe?

 

  Momentos musicales 

Esta canción es acción. Positivismo. Movimiento, energía y fuerza.

Es recordarte de lo que eres capaz. De olvidar los miedos, mirar hacia delante y simplemente…CAMINAR.

 

«Caminar, poner sonrisa a cada paso y respirar

Será bonito lo que quede por llegar

Mirar al frente y no bajar la vista nunca más

Retirar la cara rara la que no deja avanzar

Quitar los miedos que se vayan a pasear

Que septiembre no nos quite la ilusión jamás

Llegó la hora de empezar.»